La deficiencia congénita del factor (F) XIII (FXIII CD; 2017 ICD-10-CM: 68.2) es un trastorno autosómico recesivo de la coagulación poco común que afecta a todas las razas y a ambos sexos por igual.1,2 Su prevalencia se estima en 1 de cada 2 millones de personas en todo el mundo aproximadamente, aunque es más frecuente en regiones tales como Medio Oriente, donde los matrimonios consanguíneos son comunes.1
La FXIII CD es causada por una producción fallida del factor de coagulación XIII (FXIII), la enzima terminal de la cascada de coagulación sanguínea. La transglutaminasa FXIII se entrecruza de forma covalente y estabiliza las hebras de fibrina que forman el coágulo sanguíneo durante el proceso hemostático.2-4 Por consiguiente, la falta del FXIII funcional suele presentarse como una “hemorragia retardada” luego de un traumatismo dada la lisis prematura del coágulo hemostático.3 El FXIII desempeña un rol importante en la curación de heridas y reparación tisular, afecta la adhesión celular, la proliferación celular y la actividad angiogénica y es necesario para el mantenimiento de los embarazos.2
El FXIII circula en el plasma y es un heterotetrámero compuesto por dos subunidades A (FXIII-A), que contienen el dominio catalítico activo de la transglutaminasa, y dos subunidades B (FXIII-B), que sirven de proteínas portadoras que también prolongan la vida media del FXIII-A circulante.1-3 La mayoría de los pacientes con FXIII CD (>95%) tienen déficit de FXIII-A, y suelen presentar síntomas de hemorragias más graves, mientras que se han reportado muy pocos casos de FXIII-B CD (<5%) a nivel mundial.1,2
La mayoría de las personas con FXIII CD experimenta síntomas desde el nacimiento, a menudo con hemorragias del muñón del cordón umbilical. Los síntomas suelen persistir a lo largo de toda la vida. Como regla general, cuanto menos FXIII tenga un paciente en su sangre, mayor será la frecuencia y/o gravedad de los síntomas.
Los síntomas clínicos varían desde leves hasta graves, y los
pacientes con FXIII-A CD homocigotos o heterocigotos compuestos suelen
presentar un fenotipo más grave.1,2 La primera
manifestación y la más característica de la FXIII CD es la hemorragia
del cordón umbilical luego del nacimiento, que se produce en casi dos
tercios de los pacientes.2,3 Otros síntomas hemorrágicos
comunes incluyen hemorragias subcutáneas, hematomas musculares,
hemorragias poscirugía o extracción dental y hemorragias
articulares.1-4 Y lo que es más importante, la FXIII CD
está asociada a un riesgo elevado de hemorragia intracraneal, que se
produce en el 30% de los pacientes con FXIII CD sin tratar
aproximadamente y es la principal causa de muerte en la FXIII
CD.1-3 Dado las diversas funciones biológicas del FXIII,
los síntomas de la FXIII CD no se limitan a hemorragias, sino que
incluyen una capacidad de curación de heridas afectada, formación de
cicatrices anómalas y abortos espontáneos a repetición en mujeres embarazadas.1-3
El diagnóstico temprano de la FXIII CD en pacientes con tendencia a sufrir hemorragias es esencial para evitar cualquier complicación hemorrágica fatal o gravemente incapacitante.2 Es posible que la FXIII CD sea subdiagnosticada debido al desconocimiento y a a los retos que impone a los procedimientos de diagnóstico.2 Una vez confirmado el diagnóstico, se recomienda la terapia de reemplazo profiláctico para evitar la ocurrencia de hemorragias potencialmente fatales.2 The long in vivo half-life of FXIII (9–14 days)La prolongada vida media del FXIII in vivo (9 a 14 días)2,3 y la observación de que niveles de FXIII de tan solo 3–10% de lo normal en el plasma son suficientes para controlar las hemorragias permiten un régimen de tratamiento mensual que hace que la profilaxis sea manejable.3 Los episodios hemorrágicos también pueden manejarse a pedido con una terapia de reemplazo de FXIII.
También existe una forma de deficiencia de FXIII adquirida y suele producirse por el aumento del consumo o la reducción en la síntesis del FXIII asociados con varias condiciones médicas, tales como una cirugía mayor, traumatismos, embolia pulmonar, apoplejía, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, leucemia, septicemia, cirrosis hepática y coagulación intravascular diseminada.2,3 Asimismo, el desarrollo de autoanticuerpos, generalmente contra el FXIII-A, y muy rara vez contra el FXIII-B, es una causa poco común de deficiencia de FXIII adquirida.2,3
1. Odame JE, Chan AK, Wu JK, Breakey VR. Factor XIII deficiency management: a review of the literature. Blood Coagul Fibrinolysis 2014;25:199-205.
2. Schroeder V, Kohler HP. Factor XIII deficiency: an update. Semin Thromb Hemost 2013;39:632-41.
3. Biswas A, Ivaskevicius V, Thomas A, Oldenburg J. Coagulation factor XIII deficiency. Diagnosis, prevalence and management of inherited and acquired forms. Hamostaseologie 2014;34:160-6.
4. de Jager T, Pericleous L, Kokot-Kierepa M, Naderi M, Karimi M. The burden and management of FXIII deficiency. Haemophilia 2014;20:733-40.